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Tripa, capote, capa y libertad

27 Jan, 2021

Tripa, capote, capa y libertad

Un tabaco cubano es el resultado del trabajo articulado de muchas manos, cuya experticia está en función de la creación de un producto exclusivo, en gusto y  estética. A la vista, según los entendidos, debe ser exquisito, fino, con una capa uniforme, brillosa y sin manchas. Aquel no lo era.

En los primeros días de febrero del año 1895, en el vapor Mascotte que unía Tampa con Cayo Hueso y La Habana, viajaba Juan de Dios Barrios, en cuyo poder tenía 5 tabacos cubanos. En uno de ellos, en el de las manchas amarillas, iba la llama de la Revolución. ¿Quién fumaría ese puro de capa manchada cuando habían otros 4 cuatro que llevaban todo el conocimiento del torcedor cubano y habían tomado cuerpo en la fábrica de O´Halloran en Tampa? 

Blas Fernández O´Halloran había torcido estos cinco puros y el manchado lo había hecho de manera especial. En todos los tiempos, incluso en el presente, un tabaco esconde sus verdaderos valores, su sabor, y aroma, su ligada y maestra mezcla. Este escondía algo más, llevaba consigo el grito de la libertad. 

El fracaso del Plan de la Fernandina había puesto en jaque el inicio de la guerra que por tantos años se estaba organizando. Los patriotas de afuera y dentro de la isla urgían por comenzar la lucha y José Martí, su principal organizador lo sabía, no podía postergarse más.

El 29 de enero, en Nueva York, Martí firma la orden de alzamiento. Como Delegado del Partido Revolucionario Cubano en el exilio redactó un documento en donde indicaba el inicio de las luchas. En el encuentro estuvieron presentes también el secretario del PRC, Gonzalo de Quesada, Enrique Collazo, Carlos Roloff y Mayía Rodríguez, en representación de Gómez. Todos estamparon sus firmas en el documento redactado por el Apóstol el cual debía llegar a Cuba con prontitud.

Gonzalo de Quesada lo llevó de Nueva York a la Florida; a Tampa, para allí enviarlo a la isla. El mensaje debía llegar sin que las autoridades españolas lo detectasen. Por ello, el papel fino en que estaba el mensaje fue enrollado dentro un tabaco por Blas Fernández O´Halloran que posteriormente le fue entregado a Juan de Dios Barrios para su viaje a Cuba. 

Dentro del tabaco de las manchas amarillas viajaba la Orden de Alzamiento, era el Tabaco Libertador e iba dirigido a Juan Gualberto Gómez, quien a su recibo pactó con otros patriotas el arranque de la guerra y fue definido como fecha para su inicio el 24 de febrero de 1895.

Así comenzaba la nota escrita por Martí: Orden de Alzamiento. A todos los miembros dentro y fuera de la isla. Delegado José Martí…

Y nuevamente la lucha comenzó… 

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